ABSTRACT
A clinical case
Pedro, an eight-month old child, weighing nine kilos arrived to the emergency room with a fever and drowsiness. These symptoms were said to have been displayed the last two weeks. Suddenly Pedro presented with meningism and seizures. After an examination and lab test were performed, TB meningitis was confirmed. Pedro underwent surgery for ventricular peritoneal derivation. He survived but remained disabled.
BACKGROUND: Six months before the onset of the symptoms, the mother was diagnosed with pulmonary TB. Despite the fact that contact tracing is part of the policy of the TB program, nobody asked the mother about household contacts, in particular those under five years of age. Two months later, a nurse went to the patients' home and found that there was a 4 months old child. Even though the nurse visited the home, the child was eventually only examined two months later, and Isoniazid Preventive Therapy (IPT) was therefore started late. During the first follow up, the child had received one month of IPT. At the request of the family, the peadiatrician decided to stop the IPT based on the fact that the mother was smear negative at that moment, and based on the fact that the child was well and previously vaccinated with BCG. The tragedy started one month later.
EVALUATION: This case study summarizes a sequence of poor decision making: contact tracing was not implemented as it should; children are often not being considered a priority; a full course of IPT was interrupted. Suffering and disability could have been avoided.
Keywords:
child, adolescents, tuberculosis.
RESUMEN
Un caso clínico
Pedro, un niño de ocho meses de edad, pesando nueve quilos, llegó a la sala de urgencia con fiebre y somnolencia. Estos síntomas, conforme informado, aparecieron en las dos últimas semanas. De pronto, Pedro presentó meningismo y convulsiones. Después del examen físico y de pruebas de laboratorio, se confirmó una tuberculosis meníngea . Pedro fue sometido a una cirugía de derivación ventrículo-peritoneal. Él sobrevivió, pero quedo discapacitado.
ANTECEDENTES: Seis meses antes del inicio de los síntomas, la madre fue diagnosticada con tuberculosis (TB) pulmonar. Pese a que el estudio de contactos es parte de la norma del programa de TB, nadie preguntó a la madre sobre contactos domiciliarios, en particular aquellos menores de cinco años de edad. Dos meses después, una enfermera fue hasta la casa de la paciente y descubrió que había un niño de 4 meses de edad. Aunque la enfermera visitó la casa, el niño fue examinado dos meses después, por lo que la Terapia Preventiva con Isoniacida (TPI) empezó tarde. Para el primer control, el niño había recibido un mes de TPI. A pedido de la familia, el pediatra decidió interrumpir la TIP basado en el hecho de que la baciloscopía de la madre era negativa en aquel momento y de que el niño estaba bien y había sido previamente vacunado con BCG. La tragedia empezó un mes después.
EVALUACIÓN: Este estudio de caso resume una secuencia de decisiones deficientes: no se realizo el estudio de contacto como se debería; muchas veces no se consideran los niños una prioridad; se interrumpió la TPI. Se podría haber evitado el sufrimiento y la discapacidad.
Palabras-clave:
tuberculosis, niño, Americas.